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Leyes y reglamentos de salud pública
La intervención pública en los problemas de salud colectiva siempre ha sido de interés para los gobiernos y las sociedades, especialmente en el control de las epidemias mediante el establecimiento de cuarentenas navales, el cierre de las murallas de las ciudades y las prohibiciones de viajar en tiempos de peste, pero también en cuanto a las medidas higiénicas y paliativas. Al-Andalus -la España medieval gobernada por los musulmanes- se distinguió por su nivel de conocimientos médicos en relación con el resto de Europa, especialmente entre los médicos de la Edad de Oro de la cultura judía en España. En los años posteriores a la Reconquista, el Real Tribunal del Protomedicato reguló la práctica de la medicina en España y en sus colonias. Sin embargo, el sistema de facultades de medicina en las distintas universidades estaba muy descentralizado. La cirugía y la farmacia estaban bastante separadas de la medicina y gozaban de mucho menos prestigio; los sistemas de Galeno e Hipócrates dominaron la práctica médica durante la mayor parte de la época del Antiguo Régimen.
La medicina fue uno de los principales campos de actividad de los novatores de finales del siglo XVII, pero sus iniciativas fueron individualizadas y localizadas. Existe una cierta continuidad entre sus trabajos y los más amplios del Siglo de las Luces, como los del Colegio de Cirugía de San Carlos en Madrid. A principios del siglo XIX, la Expedición Balmis (1803) para administrar la vacuna de la viruela en todas las colonias españolas fue una empresa de salud pública de un alcance geográfico sin precedentes.
Leyes de salud pública en Filipinas
1 Sobre la «cohesión social», véase, por ejemplo, J. Jenson, «Mapping Social Cohesion: The State of Canadian Research» (Ottawa: Canadian Policy Research Networks, 1998) [en adelante «Mapping Social Cohesion»] especialmente en 29-39; P. Bernard, «Social Cohesion: A Critique» (Ottawa: Canadian Policy Research Networks, 1999).
3 Canada Health Monitor, 1995, citado en The Economist Intelligence Unit, «Profile – Canada healthcare struggles with its five principles» (1998; 1er trimestre) EIU Healthcare International en la figura 4.
11 Por el contrario, la propuesta de Clinton para la asistencia sanitaria universal en Estados Unidos a principios de los años 90 adoptó la forma de un proyecto de ley de 1.370 páginas. Resultaba difícil de entender en su totalidad, salvo para los más expertos en política, y daba pie a la oposición de numerosos sectores.
13 Últimamente, la mayoría de los canadienses que se oponen a las colas de espera ha aumentado, a pesar de los recortes en los servicios financiados con fondos públicos (o quizás debido a ellos). En respuesta a la afirmación «Se debería permitir a los individuos pagar un extra para acceder más rápidamente a los servicios sanitarios», el 55% estaba en desacuerdo mientras que el 34% estaba de acuerdo en noviembre de 1996. En diciembre de 1999, el 61% estaba en desacuerdo, mientras que el 29% estaba de acuerdo. Ekos Research Associates, «Canadian Values in Health Policy» (Documento presentado en la conferencia del Centro de Economía y Análisis de la Salud (CHEPA), junio de 2000) [sin publicar].
Relación entre política sanitaria y legislación
serie de libros (AHAM)ResumenComo ha señalado un estudio tras otro, los sistemas sanitarios de África prestan poca atención a la interfaz crítica entre la educación y la buena salud, especialmente cuando se trata de la educación de las mujeres y las madres, que son la principal línea de defensa contra las enfermedades infantiles y realizan simultáneamente la mayoría de las tareas domésticas y las actividades agrícolas fundamentales. Mientras que muchas instituciones educativas médicas del continente tienden a perpetuar una formación sanitaria eurocéntrica, a veces sesgada e irrelevante, la estructura sanitaria nacional piramidal, debilitada a nivel de las aldeas y que favorece desproporcionadamente a los hospitales provinciales y nacionales, da la ilusión de que las zonas rurales están bien atendidas, cuando en realidad no lo están. En este capítulo se aboga por el fortalecimiento de un sistema sanitario sin concesiones que sea eficaz y eficiente tanto para las zonas rurales como para las urbanas; que encuentre formas de recortar el despilfarro de recursos financieros y humanos; que reforme las instituciones que forman a los proveedores de atención sanitaria y de servicios para que el sistema responda a las verdaderas necesidades sanitarias de la población y no sólo de los ricos; que remunere a los médicos igual que a los funcionarios; y que alinee el sistema educativo con los resultados sanitarios mensurables previstos.Palabras claveSistema sanitario Centro de salud Fondo Monetario Internacional Hospital de distrito